Me alegro infinitamente de que “Stubbs” haya logrado sobrevivir. En cuanto al perro, cuando le echen el guante, ese sí que se merece la famosa pena de muerte de los Estados Unidos. Pocas cosas me indignan tanto como hacerle daño a un animal tan entrañable, cariñoso e indefenso frente a estas bestias como lo es un gato. ¡Estoy encantado de la supervivencia de “Stubbs”, aunque dolido por el sufrimiento que ha tenido que pasar por culpa de una inmunda bestia! ¡Que se mejore, como pronostica el equipo veterinario… y que siga en su “cargo” por muchos años más!